Juegos de seducción por Kali Suzume

El local está lleno de humo, lo que hace que a ella se le emborrone la vista, sin embargo no se detiene, sigue su camino, cruza el local hasta la barra.

Nota las miradas que le dirigen hombres trajeados, se siente sexy, poderosa, y ella lo sabe., ese es su mayor arma de mujer.

Pide un gin tonic, al minuto y medio tiene ante sí su cóctel,alza la mirada al artífice de ese truco, ojos azules, pelo negro azabache, adecuadamente peinado hacia atrás, alto y elegante. Le sonríe, sabe que acaba de captar su atención.

Ella no dice nada, recoge su gin tonic, se lo alza hacia el carmín de sus labios, sabe que él espera una respuesta, un agradecimiento, pero no, ella prefiere que se lo gane, las comisuras de sus labios atisban una sombra de sonrisa. El la observa, observa como sus labios se deslizan hacia la copa, y la bebe lentamente, saboreando su contenido, como agua de vida.

Ella sigue jugando, espera a que realice un movimiento, que se retire intimidado por aquella mujer poderosa, o que intente quemarse con fuego. Pero el decide jugar con fuego, ella lo merece,  se sienta a su lado, la mira intensamente, sabe a lo que está jugando.

Al final, la mujer le dirige una mirada, como esperando que ese asiento estuviese vacío, sin embargo ahí está el, ese hombre elegante. Que insiste en ganársela, bien, demósle una oportunidad. A este juego pueden jugar dos.

Le sonríe, juega con su copa en su mano, y le dice, «gracias, a tu salud» y vuelve a tomarse  un trago, esta vez más de golpe, sin ceremonias, sin detenerse a saborear. Quiere dejar bien claro que ella no le pertenece.

El se arriesga, se levanta da un paso hacia ella y le invita a bailar, ella le mira de reojo, y decide que es un buen juego, quemémosnos con fuego.

Taconea detrás de él, nota las miradas celosas  que se clavan en él, no todos tienen el valor de intentar lo que el ha conseguido.

Su vestido rojo ondea tras de ella, dejando al descubierto sus piernas.

Bailan, bailan hasta que sus piernas no pueden sostenerles, entonces el mundo se para, y ella le besa, ella es quien tiene el poder. Un largo beso y tímido se transforma lentamente en rápidos besos y respiraciones agitadas.

Él ha ganado el juego, la arrastra fuera del local, se la lleva a casa.

Sabe que ella ahora le pertenece, que ella lo ha decidido así.

Esa noche los dos se quemaron en la oscuridad de la noche, por que si juegas con fuego, acabarás quemándote.

Por Kalí Suzume

Espejo por Kali Suzume

La vida es como un espejo, te muestra tus virtudes y tus defectos, en cada uno está la posibilidad de contemplarse y aceptar todo o sólo que uno quiere.

La vida es como un espejo, frágil y delicado, con cualquier golpe se puede romper.

Eso es lo que le ocurrió, un golpe y todo se vino abajo en pequeños fragmentos que reflejan la mirada perdida y desgarradora de una mujer que lo ha perdido todo. Su vida, sus sueños, sus anhelos, sus labios, sus besos, sus caricias… su amor.

Quiere soñar, olvidarse y dejarse caer en ese olvido, en ese vacío hueco, para que nada ni nadie la haga daño de nuevo.

De qué sirve todo lo que hay alrededor si ha perdido su color, su olor y su luz, ya no queda nada por lo que seguir.

Sin embargo mira al suelo, se encuentra con miles de fotos rotas, cuadernos de amor destrozados por el vil destino, zapatos desparejados, ropa rota y desgarrada. Nos creímos dioses de nuestra propia vida y nos olvidamos de nuestro propio fin, eso es algo que nuca se puede cambiar, la muerte es el final de nuestra carretera que recorremos con pies descalzos, por el camino vamos sangrando, pero con el tiempo los cayos y las durezas hacen que podamos caminar mejor y seguir adelante.

Sin embargo, porqué duele tanto, porqué no podemos pensar en nuestra propia desaparición ¿y de los que nos rodean? Somos un sin sentido. Dónde se encuentra la razón de nuestra propia existencia…. quizás en nuestro propio corazón.

Ella alza su cara, jóven, lisa y con ojos llorosos, el rimmel corrido en sus mejillas y lágrimas recorriendolas. No sabe qué hacer, la desesperación le atormenta su frágil corazón.

La risa, los besos, las caricias, los abrazos, las discusiones, las travesuras… ahora forman parte del pasado. Pero ese pasado no puede aceptarlo. ¿Dónde está su norte ahora?

Mira el espejo, la devuelve su mirada, confusa y perdida. Alza la mano para tocar su propio reflejo, buscándose a sí misma en ese reflejo, sin embargo no lo encuentra, sólo ve a una extraña.

Un ruido interrumpe sus pensamientos, parece unos pasitos pequeños, una mano aferra el borde la puerta y la observa, esa pequeña criatura sabe que sufre, pero no entiende su dolor. Las miradas se cruzan.

Entonces la recorre el amor, el dolor, la pérdida y la ternura. Aquella criatura, el legado de su amor, es todo lo que queda, y de repente ve todo claro, debe aferrarse con todas sus fuerzas a él, no debe perderlo jamás.

El espejo devolvió el reflejo de su pequeño amor, la razón de su existencia, la necesidad de seguir viviendo sólo por él.

El amor de una madre.

Por Kalí Suzume

Amanecer rojo por Kali Suzume

El roce de un vestido irrumpe en una sala llena de gente, que, expectante por la interrupción observa a la recién llegada. Todos portadores de máscaras no osan desvelar el misterio de la noche que hay en sus rostros. Pues pierde diversión el encuentro.

Un dulce aroma interrumpe la sinfonía de olores nocturnos, fresco como el amanecer, cálido como los primeros rayos de sol. La jóven con paso gatuno esquiva a la gente de la profunda sala, dónde sus ventanales hacen que esa noche se pueda creer en la magia, dónde luces y aroma mágico conviven una vez al año.El roce de vestidos levanta levemente polvo y lo mezcla con el aroma mágico.

La joven de vestido crema, ceñido de cintura y adornado con perlas  juega con su máscara y su pelo, dirigiéndose al final de la sala, dónde decide reposar en una columna, allí se queda ella, erguida, provocativa. Deseable. Como coronado, su moño deja entrever bucles en dos mechones castaños que caen en pendiente hacia sus senos, provocando mayor fascinación. Parece esperar algo o a alguien, pues pobres desdichados aquellos que con sonrisa traviesa intentan hacerla bailar, pues, rechazados los hace marchar.

La noche avanza, y con ella el ciclo lunar, la luna deja que sus rayos plateados intenten abrirse paso para ver la danza a través de los coloridos cristales que provocan una atmósfera de ensueño, y cuyos ventanales reflejan la escena nocturna exterior, como espejo irreal muestra un bosque tranquilo y sereno.

Pero algo interrumpe en la noche, o más bien en el baile, pues un nuevo visitante a acudido al baile, y portador de sonrisa misteriosa se mezcla con la multitud, observando la mansión, observando la lámpara que cuelga del techo decorado con querubines de sonrisa curiosos, observador de los músicos de la esquina de la sala, elegantes con sus instrumentos. Pero quizá aquello que más observa es la figura misteriosa e irresistible que como esculpida está apoyada en la columna.

Se acerca a ella, pero ni si quiera se molesta en mirarle, cosa que nunca antes le habían hecho pues todos le consideraban atractivo e irresistible pero cortesmente se coloca frente a frente y se observan. El posee corte galán, cabello corto a la altura de las orejas, labios rosados como fresas de temporada, estatura alta, pero lo más sorprendente serían sus ojos verdes como hoja de árbol, como la primavera.

Pero ella implacable no se deja seducir e ignorándolo da por concluido el examen. Sin embargo el paciente la observa, tal vez por el deseo embriagador que le producía verla, o tal vez la curiosidad del tacto de su piel, tal vez su rostro aristocrático, su nariz perfecta y erigida, sus labios carnosos, pero no, sin duda son sus ojos irresistiblemente abrumadores, cambiantes como día y noche, castaño oscuro. Como un pozo sin fondo, pero cálido como el fuego abrasador.

Sin proponérselo la tiende la mano y la invita a bailar.

Esa noche no se olvidará fácilmente roce de vestidos, aroma abrumador y mágico.

Alba llega a lo que parecía noche interminable, dónde el astro rey reclama su gobierno con las primeras luces que llegan e inciden sobre rostros ocultos. El ensueño se rompe y con ella termina la magia, el misterio y la noche arranca nuevas fragancias, llevándose con ello la magia que gobernaba durante horas nocturnas.

Con beso en labios y roce de manos se separan de la sala de baile, mujeres estiran las manos como si puediesen alcanzar la distancia que las separa, y hombres que sin dejar de mirar hacia atrás se alejan silenciosos.

La magia acabó, la noche terminó, ya poco se puede hacer pero tal vez después de roce de vestidos y misterio se consigan desvelar secretos, pues no todos terminarán bien.

Unos ojos castaños se abren de par en par tras quitarse la máscara que protegía su identidad y con ella su vida. Ya que por ello bailó, secretos y misterio hacen irresistible la noche de emoción embriagadora aunque de sangre se halle teñido el alba aunque no sólo incita a que el día comience con unos sollozos. Un grito desgarrador que heló la sangre de los invitados que se llenaron de temor, por un pobre desgraciado quien de muerte se ha pronunciado, y sorprendente pasión ha llevado al asesinato ,pues el joven que después de gritar de amor se suicidó ya que a su amada acababa de matar y de amor su corazón se rompió. El frio helado de la muerte fue atravesando vertiginosamente el cálido y sufrido corazón, brotando sangre que se escapa del infierno sufrido para internarse al castigo eterno, pero un descanso del dolor en vida se llevó ese pobre diablo que de amor se prendó.

Kalí Suzume